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El nudo como escritura

Al hablar de escritura nos remitimos rápidamente, en la filosofía, a Derrida, Barthes y/o Deleuze, y en psicoanálisis a Lacan, especialmente con sus desarrollos sobre la escritura china en El Seminario 18, Lituratierra1 y más tarde a Joyce el síntoma.2 Es destacable el diálogo –permítaseme llamarle así– entre Derrida y Lacan en lo que al tema de la escritura se refiere. No son pocas las veces que uno hace alusión a otro, implícita o explícitamente. Desde El Seminario 9, La identificación,3 Lacan alude a la Gramatología4, la archiescritura y la huella derridiana. Derrida, por su parte, le responde en distintos momentos: por ejemplo en La tarjeta postal,5 en La escritura y la diferencia6 e incluso en el homenaje póstumo a Lacan, titulado Lacan con los filósofos,7 entre otros textos.

Es destacable que tanto Lacan como Derrida estaban interesados en la escritura desde el inicio de sus obras respectivas, aunque la abordan desde perspectivas siempre distintas. En este debate, como psicoanalistas, nos interesa particularmente la lectura de Lacan sobre Derrida, pero también la de Derrida sobre Lacan, puesto que es en ese ir y venir de lecturas y críticas donde algo esencial se pone de relieve. Para Lacan, la clínica supuso siempre una orientación.

En el año 1931 el joven Lacan ya estaba interesado específicamente por la escritura. Su texto Escritos inspirados: Esquizografía8 da cuenta de esto. Ahí, leemos a un Lacan que ya pone en el horizonte el tema del trazo, de lo escrito, en relación a lo real que orienta al analista y que dibuja la posibilidad de que una escritura se haga nudo o que, también, revele un desanudamiento o participe de él. A veces hay que leerlo entre líneas para captar la sutileza, los matices que considera. Notamos sus intuiciones luminosas, incluso sus anticipaciones a lo que será su ultima enseñanza. Podríamos decir que aquello que estaba al principio –como en un análisis– estuvo también en el final.

En los Escritos inspirados, Lacan analiza el caso de Marcelle y la particularidad de su escritura y su uso, en su manera de escribir cartas, por ejemplo. Por supuesto, aquí no se trata aún de la escritura tal como la plantea a partir de El Seminario 18, es decir como trazo y como abarrancamiento, vinculado con el litoral, pero con todo, algo de eso se vislumbra. Lacan analiza detalle a detalle, en estos Escritos inspirados, los grafismos, la gramática, la semántica, el ritmo, la manera en que la escritura se impone, particularmente, a esta paciente, como también analiza su valor poético. Y, sobre todo, hace hablar a Marcelle sobre estos detalles. Lacan aleja enseguida todo prejuicio de un déficit. Para él, lo señala de entrada, se trata de una paciente que “da enseguida la impresión de una persona que goza de la integridad de sus facultades mentales. Nada extraño en su presentación. En su vida en el servicio no se advierte ningún comportamiento anormal.”9

En todo caso, Lacan pone en relación lo escrito con el decir de ella y es ahí donde en verdad se sitúa lo singular del parlêtre, su forma de habitar el lenguaje. Cuando los dichos se anudan a lo escrito surge la dimensión de la letra como vinculada a algo del orden de la iteración, lo que insiste a pesar de no llegar a escribirse.

Esto llama nuestra atención hacia lo que la escritura comporta en lo más fundamental, a saber, aquello que en el parlêtre no deja de no escribirse y con lo cual cada uno debe ingeniarse para encontrar una manera propia de hacer. Ahí, en este funcionamiento de la escritura para la paciente de la que Lacan nos habla, él subraya “todo lo que, de ese origen, se toma de este modo en el texto, se reconoce en un rasgo que indica su carácter patológico: la estereotipia. Este rasgo es a veces manifiesto. En otros lugares no se puede hacer más que presentirlo. Nos basta con su presencia.”10 Lo importante para Lacan, en su forma de leer el texto, es el trazo que hace síntoma, eso que itera en torno a lo que no se escribe y que no parte del sentido ni de la verdad.11 Esto es lo que se trata de escribir con el sinthome, que, en el mejor de los casos, llegará a hacer nudo entre el ser y la existencia.

Miller nos dice, en la “Nota paso a paso” de El Seminario 23, que “Lacan y Derrida, cada uno es grande en su género, solo se trata de saber cuál”. Y continuación indica: “Después de todo, Lacan comenzó, como recuerda en Le sinthome, p. 76, por Écrits ‘inspirés’: schizographie, quizá todo está allí.”12 ¿Quizás todo está ahí? ¿Qué quiere decir Miller con esto? He aquí materia para una investigación. ¿Qué sería lo que está allí en el principio y que en ciertos aspectos requiere toda una enseñanza para llegar a formularse?

La clínica psicoanalítica, como podemos seguir en el camino que se traza con el tema de la escritura del Lacan de los Escritos inspirados al Lacan de los años 70 –como también algunos testimonios de pase–, nos muestra al parlêtre como nudo que siempre se rehace en el síntoma, como continuidad del trazo que lo marcó al principio y que itera, pero que requiere de los tres registros para ser así subjetivado. El parlêtre, entonces, no es contradicción, discontinuidad o paradoja, no obedece a la temporalidad cronológica sino a lo real, principio de continuidad. Él es la forma que encuentra de anudarlo, en singular.

1

 Lacan, J., “Lituratierra.” Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, pp. 19-29.

2

 Lacan, J., “Joyce el síntoma.” El Seminario, libro 23, el sinthome. Paidós, Buenos Aires, 2008. pp. 159-166.

3

 Lacan, J., El Seminario, libro 9, La identificación. (1961-1962). Sobre todo lecciones 1-11, a partir de la 12 Lacan abandona el tema de la escritura y trata el tema de la identificiación y el Ideal del Yo desde otra perspectiva. Inédito.

4

 Derrida, J., De la gramatología. Siglo XXI, Buenos Aires, 1971.

5

 Derrida, J., La tarjeta postal. De Freud a Lacan y más allá. Siglo XXI, México, 1986.

6

 Derrida, J., “Freud o la escena de la escritura.” La escritura y la diferencia. Anthropos, Barcelona, 2012, pp. 271-317.

7

 VVAA., “Por amor a Lacan.” Lacan con los filósofos. Siglo XXI, México, 1997, pp. 364-384.

8

 Lacan, J., “Ecrits ‘inspirés’: Schizographie.” De la psychose paranoïaque dans ses rapports avec la personnalité suivi de Premiers écrits sur la paranoïa, Paris, Le Seuil, 1975, pp.365-382; Paru initialement en collaboration avec J. Lévy-Valensi et Pierre Migault dans les Annales médico-psychologiques, n°5, décembre 1931, pp. 508-522.

9

 Ibid., p. 508. (La traducción es nuestra).

10

 Ibid., p. 522. (La traducción es nuestra)

11

Ver: Miller, J-A., El ser y el Uno. Clases del 6 de abril y del 4 de mayo de 2011. Inédito.

12

 Lacan, J., El Seminario 23, El sinthome. Paidós, Buenos Aires, 2008. p. 230.