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Alejandra Pizarnik y sus poemas: entre existir y morir

“Cada poema ha sido escrito desde una total abolición (o mejor: desaparición) del mundo con sus ríos, con sus calles, con sus gentes.”1 Así, Alejandra Pizarnik, revela en sus diarios su verdadero exilio, el propio. Ese que no encuentra asidero en el cuerpo, en el Otro, en el lenguaje: ese en el que la lengua no para de proliferar en vano.

“La muerte es allí demasiado real, si así puedo decir; no el problema de la muerte, sino la muerte como presencia.” 2 Estar muerta se convertía entonces en el único lugar posible.

La escritura era el intento de anudar esa muerte simbólica e imaginaria y renacer cada vez que un libro se editaba, el lector la separaba de su alienante pasión. Éste podía introducir una distancia entre su ser y sus escritos, que simbolizaban su propia muerte.

Alejandra Pizarnik, testimonio de un dolor de existir, escribe sobre la muerte de la infancia, el miedo, la impotencia, el deseo, las palabras, la renuncia. Sobre la imposibilidad de verse/reconocerse como una mujer delante del espejo.

En la palabra que sana, poema escrito en el tramo de su vida en el cual se psicoanalizaba con Leon Ostrov, escribe acerca del lugar del analista y de la imposibilidad de hacer de lalengua un sinthome: “Esperando que un mundo sea desenterrado por el lenguaje, alguien canta el lugar donde se forma el silencio. Luego comprobará que no porque se muestre furioso, existe el mar, ni tampoco el mundo. Por eso cada palabra dice lo que dice, y además más y otra cosa.”3

En su testimonio escrito en los diarios, se revela el punto donde la escritura deja de hacer función: “…mis poemas de ahora están muertos. Siento que nada vibra dentro de mí. Hay una herida y esto es todo. Pero se cumple en un lugar donde el lenguaje no parece necesario.”4

Entonces, su modo último de hacer callar el goce: “La muerte es la mayor disonancia, o quizás, la armonía radical del silencio.”5

1 Pizarnik.A., “Diarios 1960-1968”, Referencia virtual: cvc.cervantes.es

2 Ibid.

3 Pizarnik. A., La palabra que sana. El infierno musical. BsAs, Siglo XXI. Argentina.1971.

4 Pizarmik. A., “Diarios 1969”. Referencia virtual: paraisocultural.wordpress.com

5 Matamoro, B., Puesto Fronterizo, Madrid, Síntesis 2003, pág.174. Referencia virtual: cvc.cervantes.es