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La Primavera Sombría de Unica Zürn: una sexualidad un tanto particular

 

Está bien descrito cómo se descubre la diferencia entre los sexos en los niños neuróticos. La Primavera Sombría de Unica Zürn[i] ofrece otro tipo de testimonio, un encuentro con lo sexual poco mediatizado por el discurso común.

La protagonista confiesa su fascinación por su padre y el cuerpo masculino. Hacia la madre y la mujer mantiene “una aversión viva e irreductible”. Una mañana, al subir a la cama de la madre, “se asusta de aquel cuerpo enorme”. En vez de un otro, se encuentra con un cuerpo real: “La insatisfecha mujer se lanza sobre la niña con una boca húmeda y una lengua temblorosa y larga como aquella cosa que su hermano esconde dentro del pantalón”.

La ausencia real del pene en su propio cuerpo, para ella insoportable, no pasa a ser una falta simbólica y desencadena una búsqueda de la solución. “Piensa dónde puede encontrar su propio complemento. Se lleva a la cama todos los objetos duros y alargados… y se los introduce entre las piernas”. Esta búsqueda de “complemento” y una masturbación desenfrenada, sin culpa o vergüenza, no encuentran ningún límite. Su primera “relación” es con su perro: utiliza la lengua del animal como un instrumento de placer. Más tarde, decide esperar a que el “remedio” le llegue del hombre – que podría parecer la solución edípica, si no fuera tan literal.

En este sentido es curioso su amor platónico por un desconocido. Por un tiempo funciona como un límite para su sexualidad, pero pronto se convierte en una incorporación real: la niña acaba comiéndose la foto de su amado.

A falta de una significación del Otro, inventa su propia. Durante una experiencia de incesto con el hermano compara los genitales con la herida y el cuchillo. Esta metáfora sella un desarrollo anterior: la vinculación de las relaciones entre los sexos con la violencia (Ya antes, fantaseaba con escenas de tortura. “El dolor y el sufrimiento le causan placer”, ofreciendo una suerte de tratamiento para el cuerpo y la angustia). Parece que así logra dar sentido a lo sexual y subjetivarlo. A la luz de esto, cobra un nuevo sentido la relación de Zürn con el fotógrafo Hans Bellmer, en cuya muñeca-modelo se convertirá más tarde.

 

 

 

[i] Zürn, U., La primavera sombría, Editorial Siruela, 2005.