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Por una democratización de la clínica

El concepto de psicosis ordinaria surge a partir de la práctica psicoanalítica y de la dificultad para abordar una realidad psíquica de determinados sujetos que no se pueden clasificar en el viejo modelo estructuralista “psicosis, neurosis y perversión”. Este paso adelante lo dio Jacques-Alain Miller, y el nuevo término ha sido adoptado no solo por la comunidad analítica, sino por ciertos sectores de la psiquiatría en Francia.

Los comienzos no fueron fáciles para desarrollar este nuevo campo teórico, algunos puristas no eran capaces de concebir que la clínica no es inamovible y que la teoría debe existir para explicar una realidad que cambia y no adaptar la realidad a la lupa de los delirios teóricos consolidados. El propio Freud dijo, en alguna ocasión hablando del presidente Schreber, que la teoría analítica es un delirio en sí mismai. Lacan añadió más tarde que el complejo de Edipo no era más que un sueño de Freud, y se preguntaba por qué durante tantos años ningún analista lo había puesto en cuestiónii.

La clínica normativa del Edipo nos planteaba una vara de medir que era útil en la construcción del caso: el Nombre-del-Padre. Partiendo de ese punto de anclaje una persona podía situarse del lado de la neurosis o de la psicosis; si este elemento no operaba se trataba de una forclusión.

Los cambios vigentes en la sociedad y sus consecuencias en la clínica contemporánea –que los analistas lacanianos han podido estudiar gracias a dispositivos como el CPCT–, nos muestran una nueva clínica para la que no hay una regla bien precisa, y los clivajes entre el viejo romance familiar y los sinsentidos de una clínica ausente de sujeto de la enunciación y de deseo hacen sospechar que se debería trabajar con prudencia en la tonalidad de los grises, sin necesidad de “diagnosticar” desde la primera sesión.

El salto hacía el más allá del Edipo se lleva a cabo con las herramientas de la última enseñanza de Lacan y la lectura específica que hace Jacques-Alain Miller del “No hay relación sexual”. Para Freud existía un desarrollo de la libido que atravesaba el complejo de Edipo, y el fin último del goce era la genitalidad y la procreación. Sin embargo, Lacan desmintió este mito al introducir el objeto a, afirmando que no existe tal evolución de la libido ni tampoco un goce armónico, calmado, que se podría domesticar. El goce molesta, no se adapta a los dictados del Otro social y es por eso que el psicoanálisis sigue existiendo, porque escucha lo inaudible para los otros “discursos psi”, como se suele decir.

Para Miller “No hay relación sexual” quiere decir esto, que no hay un goce genital que vendría a hacer converger los otros goces parciales, que no hay complementariedad entre los goces masculino-femenino y que el goce es Uno: no se le puede aniquilar pero se puede trabajar con su economíaiii.

La psicosis ordinaria apunta a esta nueva orientación de la clínica: “Todo el mundo delira”iv, el sujeto neurótico el primero, con su aburrido complejo de Edipo en el que sus certezas sobre papá-mamá no le dejan avanzar y lo inhiben en los aspectos más importantes de su vida. En el caso de la psicosis, no se habla más del Nombre-del-Padre en singular, sino de los Nombres-del-Padre, en el sentido de las distintas suplencias que pueden venir a anudar los registros simbólico, real e imaginario en la vida de todo sujeto. Podríamos considerar el nudo borromeo como la herramienta que anuda el ultimísimo Lacan y empuja a una “democratización de la clínica”, una nueva manera de pensar el parlêtre desde las suplencias, que si bien son singulares en cada uno de los casos, nos permiten imaginar una clínica del “enganche-desenganche” para todos, donde el registro imaginario que concierne el cuerpo nos daría las claves sobre cómo dirigir la cura.

i Freud S., (1911), Le président Schreber, PUF, 1995, p. 76-77.

ii Lacan, J., Le Séminaire, livre XVII, L´envers de la psychanalyse (1969-1970), op.cit., p.130.

iii Miller, J.-A.,. « L´économie de la jouissance », La Cause Freudienne/Nouvelle Revue de Psychanalyse, 2011, n°77, p. 135-174.

iv Miller, J.-A,. « Clinique ironique : Conférence d´ouverture de la V Rencontre Internationale du Champ Freudien, Buenos Aires » (1988), La Cause Freudienne, 1993, nº23, p. 7.