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Un Barón infame

Su apellido era Barón, pero él usurpaba la confusión de quienes pensaban que era portador de un título de nobleza.Raúl Barón Biza fue escritor, dandi, moralista bizarro, político, habitué de prisiones, editor de periódicos, dilapidador de una fortuna descomunal, extravagante e infame.

Creía certeramente saber una verdad malvada sobre el mundo y no quiso bajo ninguna condición callársela.

Barón Biza, misógino y machista, quedó sin embargo eclipsado por dos mujeres. Myriam Stefford, quien muere al caer el avión que piloteaba y en su homenaje construye un extraño monumento de descomunal dimensión. Y la otra mujer, Clotilde Sabattini, hija de un ex gobernador de Córdoba, política y pedagoga, a la que él arroja ácido en su bello rostro para luego terminar matándose. En un primer intento fallido, con veneno para ratas y finalmente, de un tiro en la sien.

Si bien su biografía está plagada de anécdotas tremebundas queda de él el olvido y cuando no el oprobio. Aún así la infamia no deja de ser una variante de la fama y esta misma una boa constrictora.

 

Conjeturas

  1. Su escritura, ¿es un aro más en esa cadena que hilvana cada vez a favor de hacerse un destino, marcar un trazo, construir un Otro?

Así también como lo hace con el manejo de aquellos semblantes que mueven los hilos del diseño de la realidad de su tiempo: él se hace un destino con su escritura. Testimonia con su infamia el pasaje a lo ultra sociable a partir de la pura asociabilidad. Como si sus pensamientos, lo mismo que su vida, obedecieran a una coacción implacable: cierta erotización de la pulsión de muerte que no nos deja de recordar la elación maníaca con la cual el melancólico salta afuera de su desdicha petrificada.

Un enlace hecho donde sólo lo escrito puede anudar en los confines del lenguaje el goce del cuerpo y el de las palabras.

  1. Borde a la inmortalidad: la idea de que la inmortalidad es insoportable lo hace dibujar una idea de fin que no aparece para él ni en la castración, ni la muerte.

El derecho de matar -una de sus obras-  es una apelación a un límite. Allí escribe: El mundo existe porque yo existo! Yo podría destruir no sólo el mundo que habito, sino todo el universo: destruyéndome, para mí se ha sumido en el caos toda esa agrupación de espermatozoides desarrollados”[i].

  1. Su excepcionalidad: Barón Biza no es considerado un hombre de letras sino un diletante que editaba sus propios libros, un escritor maldito, incluso un pornógrafo. Así, él mismo afirmaba de su obra: “todos los libros encontrarán un rincón en las bibliotecas, el mío no lo encontrará jamás”[ii]. Expresión que evoca por su contraste aquella que Joyce dijera en relación a una crítica de Finnegans wake: “Puede que esté fuera de la literatura ahora, pero su futuro está dentro de la literatura”, o incluso aquella otra que providenciaba que de su obra se iban a ocupar 300 años.

Puede pensarse entonces que mientras Joyce quería ser “«El» artista de excepción, derribando los telones que habían enmarcado por historia o tradición esa escena literaria”[iii], la excepcionalidad de Barón Biza no inscribe para él un lugar en la literatura argentina sino que lo deja por fuera de los escritores de su tiempo, de los circuitos editoriales y de venta, dándole un lugar al margen que no alcanza sin embargo a tener el valor de la excepción como soporte de la escena.

  1. De su relación con la Justicia: su tendencia al litigio ¿se aproxima a la querulancia presente en los delirios de persecución? ¿Se trata de una reivindicación frente al perjuicio causado? ¿O es un modo más de sostenerse en el escándalo?

Barón Biza enfrentó varias acusaciones por la inmoralidad de sus libros e incluso fue preso por ello. Este hecho, lejos de hundirlo en una crisis depresiva como ocurrió con Joyce cada vez que “su propia invención como autor se vio amenazada”[iv], le sirvió a Barón Biza para publicitar su obra. Así publicó folletos promocionales que decían: “un libro sensacional, su autor fue perseguido, procesado y encarcelado por la policía argentina. Adquiera hoy mismo el suyo”[v][1]. Incluso pagó la publicación en diarios de su defensa jurídica y del fallo absolutorio y los integró a modo de prefacio en nuevas ediciones de su libro.

Agradecemos la amable y generosa trasmisión de la investigación realizada por el Director de cine Eduardo Sánchez para la puesta del film Agosto Final (2016) sobre la vida y obra de Barón Biza.

[i] Barón Biza, R. El derecho de matar (1933) En https://es.scribd.com/doc/52660689/BARON-BIZA-El-Derecho-de-Matar-primera-edicion

[ii] Ferrer, C. Barón Biza, el inmoralista. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2016.

[iii] Willington, J. A. La escena y la excepción. Escritura y psicosis. El Espejo Ediciones. Córdoba. 2005.

[iv] Laia, S., “La locura de Joyce” en http://virtualia.eol.org.ar/008/default.asp?notas/slaia-01.html

[v] Ferrer, C. Barón Biza, el inmoralista, op. cit.