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“Yo, cuando te amo te doy todo”

Muchas veces me pregunté cómo escuchar la diferencia entre las emergencias de la no-toda en lo atinente al modo de amar y la forma que toma el amor en las psicosis. En efecto “tomar como guía la singularidad de respuestas sintomáticas no exime de precisar la diferencia entre neurosis y psicosis”i y en esto, el campo del amor no queda fuera de juego.

Podemos constatar en la clínica de la vida amorosa que en ocasiones los sujetos son tomados por un goce que no encuentra fácilmente su borde, su vaina, su finitud y esto aun en la neurosis. La clínica del estrago es decidora al respecto, y no dirime per-se el diagnóstico estructural. De esta manera, muchos llegan a demandar al psicoanalista un alivio que se obtiene del encuentro mismo con la presencia del analista. Es decir que dicho alivio no es tanto del orden del saber que se pueda extraer de allí, ya que suele ocurrir que el analizante ya sabe que ese lazo locamente apasionado es un funcionamiento que le procura un gran padecimiento, y también sabe la razón: no lo puede parar. Así, el buscado alivio a veces implica más la tentativa de enlazar la presencia del analista a esta iteración. Es la paradoja de la transferencia: fundando una vía inédita del amor, presentifica lo que este tiene de imposible. La transferencia analítica hace existir -por su mismo lazo- la imposibilidad de escribir esa relación. De alguna manera ya lo señalaba Freud cuando nos decía la doble función del amor de transferencia: “palanca y obstáculo al tratamiento analítico”ii.

También sabemos que el amor siempre intenta velar el agujero que no se escribe ni se escribirá, pero es preciso afinar la escucha para distinguir la presencia posible de un amor sin falo, sin padre y sin ley… Lacan dice al respecto una bella distinción ética: “De ahí que una mujer -puesto que de más que de una no se puede hablar-, una mujer solo encuentre a El hombre en la psicosis”iii.

Así era ella, muy recta y comprimida en su culta presencia en el mundo, cuando en un tiempo bastante entrado ya de la transferencia, enuncia un sintagma que, como un vagido del estrago de la relación con El, bizarro en su sintaxis, anuda al analista revelando una relación al Todo que despierta al analista, dice: “yo, cuando te amo, te doy todo”.

Sólo la clínica bajo transferencia va haciendo operativo un vacío que inventa cada semana el acotamiento del empuje feroz al universal.

i Aromí, A., Esqué, X., Presentación del XI Congreso de la AMP, disponible en congresoamp2018.com

ii Freud, F., Puntualizaciones sobre el amor de transferencia”, en Obras completas Tomo XII. Amorrortu editores.

iii Lacan, J., “Televisión”, en Otros Escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012, pág. 566.