< return

Las otras psicosis y las otras bajo transferencia

“Admitir que una proposición contingente y empírica en tanto empírica y contingente sea matematizable, es, en el horizonte de la letra, rasgar y recoser de manera completamente inédita, incesantemente precaria e incesantemente restablecida, las retazos de lo inmutable y de lo pasajero”.

iJean Claude Milner

Propongo detenernos en la articulación significante del nombre de este congreso, “Las Psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia” por la subversión clínica que implica formular las cosas de este modo.

Hubo un tiempo en nuestro campo en el que hubiéramos podido intitular un congreso de psicoanálisis “Las Psicosis y las otras bajo transferencia”: reuniendo dentro de este “las otras” todos los casos “heterodoxos”, resistentes a la definición estructural que, desde un abordaje clínico diferencialii,calificaríamos de bizarros. Hubo un tiempo en el que “las otras” eran las psicosis ordinarias.

Hoy, la formulación del título del congreso reserva el lugar de “las otras” a las psicosis en sentido clásico. Esta inversión de lugares no es simple, se trata de una verdadera torsión topológica con consecuencias epistemológicas y clínicas importantes.

El nombre del congreso es subversivo, condensa una orientación clínica que responde a una lógica bien precisa.

Para captar el movimiento, propongo la siguiente ecuación:

  1. Retomamos el titulo del Congreso:

Las psicosis ordinarias y las otras bajo transferencia.

  1. Acordamos que desde una perspectiva de clínica estructural:

Psicosis ordinarias = las otras psicosis.

  1. Hacemos un Update, reemplazando los términos y obtenemos:

Las otras psicosis y las otras bajo transferencia.

Las otras psicosis y las otras bajo transferencia

Este “y las otras” en plural y en minúscula, las otras de las otras, en ningún caso reenvía al Otro del Otro, trascendental, sino más bien a la inmanencia del incesantemente otro, alteridad de la existencia singular, siempre una, contingente.

En Observación sobre el informe de Daniel Lagache, de 1958, en pleno periodo llamado estructural, Lacan avanza las premisas lógicas de una clínica que no se contentará con la referencia estructural para operar:

“Es la estructura de este lugar (del analista) la que exige que la nada esté en el principio de la creación, y que, promoviendo como esencial en nuestra experiencia la ignorancia en la que está el sujeto del real del cual recibe su condición, impone al pensamiento psicoanalítico ser creacionista, entendamos con ello, no contentarse con ninguna referencia evolucionista. Pues la experiencia del deseo en la que debe desplegarse es la misma de la falta en ser por la cual todo ente podría no ser o ser otro (definición de la contingencia), dicho de otra manera es creado como existente.”iii

Si algunos de los términos utilizados por Lacan en aquella época parecen hoy un poco anticuados, la lógica que los articula no pierde actualidad. Hoy, en vez de “creación” preferimos “invención sintomática”, “esfuerzo de poesía”, “solución sinthomatica”; en lugar de “creacionista” para calificar el pensamiento psicoanalítico, elegimos “herético” para calificar el acto del analista. A la experiencia del deseo, de la nada y de la falta en ser, anexamos la del goce, positivo y opaco del cual el sujeto recibe su condición. Este añadido hace que el cambio no sea meramente terminológico.

Una clínica “creacionista”, bajo transferencia, capaz de albergar la alteridad del existente, no puede contentarse con ninguna referencia evolucionista, precisa Lacan en la época de este escrito buscando desmarcarse del psicoanálisis evolutivo; no puede contentarse con ninguna referencia estructural, actualizaremos en un Lacan con/contra Lacan. Que no podamos contentarnos con el diagnostico diferencial basado en la clínica estructural, no significa que no debamos servirnos de él, sino que es insuficiente para orientarse en la clínica.

Una clínica fiel al real del goce, siempre incesantemente otro de lo que es, no se contenta con ninguna regla, norma, estructura clínica, que explicaría un modo de goce como necesario. “Las psicosis ordinarias y las otras, bajo transferencia”, supone una práctica otra a la ortodoxa y a la heterodoxa, retomando las palabras de Jacques-Alain Miller, es más bien una práctica herética: “la herejía, no es salir del campo del lenguaje, es quedarse en él, pero alineándose a la parte material, es decir, a la letra en lugar del ser”iv. No contentarse con las aporías del ser, alinearse a la existencia. Quedándonos en un plano de inmanencia, se trata “de alcanzar lo que el goce comporta de opacidad irreductible, y la herejía lacaniana apunta a eso”v.

Así leo el titulo del congreso, una invitación a hacer resonar la RSI (herejía) lacaniana. Sacré defi!

iMilner, J.-C., La obra clara. Lacan, la ciencia, la filosofía, Manantial, 2002. Traducción propia de la autora.

ii Me refiero así a lo que J.-A. Miller distingue como clínica estructural, discontinuista, a la clínica “clásica” en la perspectiva lacaniana, que hace de la forclusión del Nombre del Padre el mecanismo para la psicosis, tal como se desarrolla en el argumento del congreso. CF argumento del congreso de la AMP Preparar el XI° Congreso…

iii Lacan, J., “Observación sobre el Informe de Daniel Lagache: Psicoanálisis y estructura de la personalidad”. en Escritos 2. Pág. 646. Edición siglo XXI. Traducción modificada por mi misma del original en francés, subrayado y texto agregado por mí.

iv Miller, J.-A., L’être et l’un. Curso del 25/05/2011. Inédito, en la obra original “sur la lettre au lieu de l’être”, traducción propia de la autora.

v Miller, J.-A., Idem.